Que varios partidos políticos en varios sitios de nuestra geografía se estén tirando los trastos a la cabeza para ver quien ha hecho, quien hace o quien hará más por poner en marcha una locomotora de vapor ya es, en sí mismo, una buena noticia, con independencia de lo que hagan luego unos y otros, que está por ver.
Creo que es la primera vez que las locomotoras de vapor se convierte en un símbolo tan claramente reivindicado e indiscutido de patrimonio histórico entre los próceres.
Ya digo, hágase lo que se haga después, sólo ese cambio de punto de vista, significa un enorme avance.
Porque, recordemos, no hace mucho, para la inmensa mayoría de la gente, políticos incluidos, una locomotora de vapor era sólo chatarra, y en el mejor de los casos, un trasto un tanto pesado, sólo útil para adornar una glorieta con cuatro brochazos de pintura.
Saludos:
Javier.-