Los que ahora se explotan granos, acabarán haciendo maquetas de trenes en las que representarán lo que han podido ver y conocer: las salas de espera y los tornos de control de los avelandias, o las estaciones en ruinas y desmanteladas de sus pueblos. Lo que se van a ahorrar en vías, locomotoras, vagones y no digamos ya en coches de viajeros (el gran enemigo de la Renfe de los últimos 25 años). Menos mal que siempre nos quedarán los trenes europeos...
Saludos