Hasta la fecha, este juicio no ha sido más que un "partido de fútbol" entre acusaciones y responsabilidades; y una burla para las víctimas.
Igual de responsable en este accidente, es el maquinista que se despistó y se desubicó, como el excargo del ADIF, por no disponer el trazado ferroviario de las suficientes medidas de seguridad para evitar el error humano del maquinista, si se producía. Pero tengamos en cuenta, que el despiste del maquinista, fue ocasionado por atender a una llamada telefónica en su móvil corporativo, a lo cual, según el Reglamento, ESTABA OBLIGADO A CONTESTAR, al tratarse de una llamada de servicio. Llamada realizada por el interventor, para resolver una duda planteada por un viajero, y la pregunta era si sabía en qué lado o en qué andén quedaría estacionado el tren en Santiago de Compostela.
Hacer circular trenes por una línea de Alta Velocidad, sin este tipo de medidas de seguridad, fue además de una irresponsabilidad, una negligencia, total y absoluta, en mi opinión. Y el excargo de ADIF, fue totalmente responsable de ello, entre otros políticos, que tenían mucha prisa en inaugurar el nuevo trazado ferroviario, sin disponer de las suficientes medidas de seguridad, que hubiesen evitado el accidente. Que se le retire la acusación a este individuo, no es más que un ejemplo de la justicia de pandereta que tenemos en este país.
Al final, el único responsable del accidente, según la justicia, será el maquinista, como siempre. Lo mismo ocurrió con el accidente de Uharte Arakil, un tren circulando por una línea con un trazado de vía única, entra a velocidad elevada por vía desviada en la estación, estando prevista, excepcionalmente, su parada para hacer un cruce con otro tren, ya que habitualmente, el cruce se realizaba en la siguiente estación. Y una señalización mecánica, propia de la época de las locomotoras de vapor, sin sistema ASFA, ni CTC. Según la justicia, el accidente se produjo por una mala interpretación de las señales por parte de los maquinistas, que entendieron que tenían vía libre, cuando las señales, indicaban entrar a la estación por vía desviada, y por lo tanto, reducir la marcha, siendo condenados a prisión. Al final, no llegaron a pisarla, ya que fueron indultados. Una vez más, los chivos expiatorios del escalafón. Tras el accidente, RENFE colocó en esta línea de Pamplona a Alsasua, nuevos sistemas de seguridad y nueva señalización, que probablemente, hubiesen evitado el accidente. Y digo probablemente, porque pocas horas después del accidente de Uharte Arakil, descarrilaba un Talgo en Azuqueca de Henares, en similares circunstancias, línea que sí disponía del sistema ASFA y CTC.
Siempre tiene que ocurrir una desgracia para tomar las medidas oportunas, no son capaces de hacerlo antes. Los sistemas de seguridad, no pueden evitar un accidente por sí mismos, tal y como acabo de exponer, ya que entonces, el factor humano no sería necesario, y llegaría la conducción automática; pero en el caso del accidente de Angrois, las balizas de seguridad, sí hubiesen evitado el accidente, porque hubiesen frenado el tren, con la suficiente antelación. Balizas que ADIF, debería haber instalado, antes de la inauguración del nuevo trazado.
Desde luego que el ser humano es el único que tropieza dos veces sobre la misma piedra. Y así nos va.