" En los primeros meses de 1975, el padre Ebro, a su paso por Castejón de Navarra, todavía veía reflejarse en sus aguas revueltas el penacho de humo que tendía el legendario ómnibus de Alsasua, uno de los últimos (por no decir el último) servicios de viajeros de RENFE con tracción vapor, lo cual, como es natural, lo convertía en objeto de devotas peregrinaciones por parte de la afición, que se desplazaba a esta población navarra con el mismo espíritu que anima a los peregrinos de cualquier santuario de la cristiandad"
De su mítico libro MÁQUINAS, MAQUINISTAS Y FOGONEROS